miércoles, 15 de septiembre de 2010

El Cubano de Hoy

 El cubano es dicharachero,  nadie como el sabe dar una respuesta jocosa a una situación desesperada, y superar pese a las dificultades y disgustos toda adversidad. Este ingenio es algo intrínseco en su naturaleza, al punto de distinguirlo sin dificultad las demás comunidades latinas. No existen personas tan emprendedoras como los cubanos, a la hora de empezar algún proyecto de cualquier tipo, gracias a ese don especial y quizás sin imaginárselo, pudieron salvar la destrozada economía nacional en la década de los 90, cuando parecía que ya todo estaba perdido y reconocen aun los estudiosos marxistas, que la economía nacional toco fondo y no se imaginan de que forma pudo levantarse. Recordemos la opción cero, los jabones a 120 pesos, las hamburguesas a 10 pesos por carné de identidad y una por persona al día. Fue en esa época que aparecieron los bistec de colcha de trapear y los coches de tracción animal como variante para transportación de pasajeros, surgieron las paladares, variante tropical de fondas y restaurantes, con servicio especial. Cuando peor estaban las cosas y se dio la apertura al turismo y el dólar dejo de ser un delito, para convertirse en una obligación y un status, aparecieron las jineteras, aun cuado se decía a voz en , que en Cuba se había erradicado para siempre los males de la seudo republica y la prostitución quedaría para siempre en el vergonzoso pasado neocolonial. Pese a las vergüenzas y las banalidades, miles de jóvenes cubanos de ambos sexos, por amor unos, otros por motivos completamente diferentes, legalizan su situación diariamente en las consultarías jurídicas internacionales y obtienen así una patente de corzo que les permiten mostrarse acompañando a sus octogenarias parejas, sin llegar a ser detenidos, advertidos o deportados a sus provincias de origen, un modesto precio para ocultar la vergüenza entre los bastidores de la indiferencia. El cubano es apasionado, tanto que por amor sacrifica todo, es piropeador famoso, amante cadencioso, cotizado en los mercados internacionales como buen amante, talvez el calor del caribe que corre en sus venas, o el deseo de impresionar en ese terreno a los visitantes foráneos, han creado el mito el casanova moderno, el merito no se les puede quitar, porque el sacrificio vale la pena.
 Interesado, se ha convertido por las carencias y las miles de penurias que padece a diario y sin embargo aún se guardan en su corazón esas mieles que lo hacen diferente, un paisano es como un familiar, por el único hecho de ser del terruño, porque para el cubano la tierra es lo primero, a pesar de la distancia y las fronteras, el idioma o los sistemas, esa identidad tan propia no lo abandona nunca, porque dejará de existir el día en que no añore a su islita verde y sumergida en tantos pesares. El cubano nunca es exiliado, simplemente viven prestados en otras latitudes, la diáspora es una mera formalidad, porque no importan los años, siempre se tienen en la mente y el corazón, aquel viejo parque en que se beso a la novia por primera vez, los viejos zapatos que en aquel entonces eran todo un lujo y cada amigo, ese es el peor de todos los dolores, ese pedazo de uno que se queda aferrado a un nombre y un rostro, que en la distancia de unas letras o a través de unas palabras entrecortadas te dicen ¡cuídate¡.
Entre un millón de personas se puede identificar a un isleño con solo un golpe de vista, su hablar es como un canto de libertad y sus ojos encierran siempre ese brillo maldito de la malicia y la llamada zorreria, porque todo cubano que se respete, siempre lleva en si, dos ideas y una jodedera. Sin embargo a su malicia no se le puede llamar malsana, es una de esas picardías que se pueden soportar. Jugador empedernido con las palabras, timador de sueños y luchador incansable de esperanzas.
Aunque la mentira es un arma nacional le gusta la verdad, sobre todo cuando la ha probado por vez primera, se vuelve adicto a ella y la dice sin medir consecuencias ni problemas. Sin embargo Cuba es el país de las contradicciones, unas cosas se dicen y otras bien diferentes se hacen, un discurso contradictorio se publica y una verdad amarga sale a la calle a trasluz. Por ejemplo; siempre se ha  presumido que nuestros jóvenes nunca consumirán drogas, sin embargo recordemos la llamada Coraza Popular, que mando a prisión a los principales jefes de los Cárteles de la habana, también a aquellos que vendían estos productos en calles, discotecas y hasta escuelas, toda sociedad tiene cosas sucias y delitos graves, lo que no es justo es que se escondan estas manchas y se pretendan que nunca existieron, cuando aún su cicatriz nos lacera el alma.
Muchas veces por el instinto de auto conservación o quizás por aquello de no meterse en líos, se permiten ciertas cosas, como que te tomen por tonto, te limiten las libertades elementales hasta el limite de lo permisible, te embauquen y te quieran timar, pero todo tiene un limite y cuando se decide ponerle fin la situación, no hay fuerza capaz de apagar la llama de la libertad, que arde en un corazón tan heroico como el cubano, forjado en las guerras y las luchas por alcanzar una patria que en más de una ocasión ha creído era mejor y fue vendida una veces al capitalismo y otras al comunismo, por aquellos en quienes se habían depositado las esperanzas y de quienes solo se obtuvo la más vil traición.
Pero a pesar de los años de silencio forzado, de penalidades y vicisitudes, escasez de todo tipo y la férrea mano enfundada en blancos guantes, se escucha, como un susurro en los penachos de las palmas una palabra que a unos llena de esperanzas y  otros de miedo, libertad, palabra que es como un rezo, un himno cantado a los dioses, católicos o africanos, libertad de espíritu, de cuerpos y almas, libertad que se conquistara al precio que sea necesario.
Sonrisas que van mostrando una alegría diferente, porque así somos los cubanos, reímos porque es más fácil disimular el llanto tras una sonrisa, para que el dolor no nos haga débiles a la vista de quienes nos maltratan.
El silencio impuesto ya empieza a fragmentarse, el muro de oprobios y dolores comienza a caer poco a poco, y los escombros malditos se arrojan al mar para nunca más verlo ni saber de ellos. Entre este pueblo hay intelectuales, artistas que han vendido su pluma y su arte al mejor postor, unas veces por miedo, otras por banalizad y afán de poder, porque todos tienen dentro a ese villanito pequeño que tiene el goce sádico de humillar y lacerar a un semejante, por suerte existen otros que superándolo todo, expresan palabras de aliento al enfermo que comienza a reponerse de tan larga enfermedad.
Una nueva sociedad civil, una nueva Cuba nace de sus cenizas como el ave Fénix, de la unión de todos estos seres que no han soportado el encierro y la mentira y aun en esta inmensa jaula, aprendieron a volar en círculos, para sentir el goce de la libertad, pero que hoy, sus alas no se conforman con tan reducido espacio y chocan contra los barrotes que los encierran buscando el calos del cielo de la patria.
Nada que el cubano es así, jodedor, jaranero, dicharachero e inconfundible, que puede transformarse de casanova a narcotraficante con una facilidad asombrosa, pero cuando se cansa de su vida de fantasía, permitida por el gobierno para aplacar sus ansias de algo más, con la misma facilidad deja el lecho en que hace el amor y cambia todo lo que tiene, por lo único que no se les permite tener, que les esta vedado como el árbol de la sabiduría en el jardín del edén…..la libertad.
                                                                                                              

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