martes, 21 de diciembre de 2010

Se realiza Lanzamiento del libro, La Libertad de la Luz.



En una fraterna actividad cívica se desarrolló el pasado día 4 de diciembre el lanzamiento del libro, La Libertad de la Luz, del escritor de Pinar del río, Dagoberto Valdez Hernández, antiguo editor y fundador de la Revista Vitral y actual director de la revista Convivencia. La actividad fue un poco como revivir un anhelo, darle continuidad a una ilusión. con la participación de alrededor de 14 miembros del Programa Cultural Libertad y los invitados Manuel Cuesta y Madrazo respectivamente, se desarrolló un evento cívico matizado de ideas y fraternidad.

Cuentos Populares, ¿un reflejo de la realidad social?


A través de los siglos cada pueblo ha tenido leyendas y cuentos tradicionales, verdadero unos, productos de la fantasía extrema otros. En las diferentes partes del mundo, se han contado las campañas bélicas de aquellos hombres que condujeron a las conquistas de nuevos territorios, o a la perdida de muchas vidas de los hijos de la tierra. Recordemos que cuando niños oíamos la gesta de Robin Hood, el cantar del Cid Campeador y otras tantas que nos llegaron desde allende al mar. Nuestro país no ha escapado de la creación de leyendas y cuentos populares, que cruzando la barrera de los años llegan hasta nosotros. Los cuentos son la tradición oral de la cultura cubana, desgraciadamente la falta de interés de algunos escritores o editores sobre la tradición o los argumentos que no toquen la trama netamente del triunfo revolucionario, la lucha clandestina o la inmensa proeza de la zafra de los 10 millones, por poner algunos ejemplos, ponen en peligro de extinción este espécimen tan valioso de la diversidad cultural cubana.
Cuando los campos de Cuba estaban lleno de campesinos y jornaleros, que sembraban las inmensas extensiones de tierra, que hoy están ociosas o repletas de Marabú, al caer la noche se hacían en los bateyes de las fincas, reuniones donde en medio de la alegría de la décima y el punto guajiro, se espantaba el aburrimiento y la nostalgia por la lejana familia o tan solo el aburrimiento del fin de semana. Los días entre semana, en los albergues habilitados para ellos, en pequeños grupos que rodeaban una hoguera o próximos a una botella de buen ron cubano, se entretenían haciendo cuentos de los lugares de donde procedían ellos. En uno de estos bateyes fue que vivió Juan Candela, el cuentero famoso que vio una serpiente que medias varias varas y que en tiempos de escasez conoció de un tío suyo que traía viandas compradas en un mercado de México, si señor, había encontrado un trillo que lo llevaba a Ciudad de México. Estas historias se volvieron la tradición de la clase obrera cubana, marcando los diferentes momentos en que transitó esta clase hasta transformarse en la clase media y otra parte en la clase pudiente. Desgraciadamente una de las consecuencias que acarreó este cambio, fue el desarraigo de algunas tradiciones como la de contar historias de generación en generación, ya que los cuentos que exteriorizan las emociones y las verdades, no son aptos para los nuevos tiempos, por eso la necesidad de cambiar el contenido y el argumento, según las necesidades y los intereses de los nuevos gobernantes.
Los nuevos siervos del rey todopoderoso se han encargado de cambiar a su antojo y a canje de prebendas y beneficios propios, buena parte de la historia nacional, han creado sus propios héroes y opacado para siempre la tradición.
En los años 80 cuando se ponían a ensartar tabaco un grupo de mujeres que Vivian todas en mi comunidad y mi abuela me llevaba junto a ella a estos ensartes masivos de tabaco, nos reuníamos un grupo nutrido de niños desde 5 hasta 10 y 12 años y hacíamos un ruedo y allí se hacia gala de contar historias, producto muchas de la mente infantil,  recuerdo aún una tradicional contada por nuestros ancianos, la de un hombre que cruzaba un río crecido en una noche de tormenta, al llegar a la orilla vio a un niño llorando y lo recogió en la grupa del caballo, a medida que avanzaba en medio del río, los dientes y las uñas del niño crecían al igual que sus pies, a tal punto que se le arrastraban al suelo, al ver esto el hombre arrancó a correr y por poco muere del susto. Esta se llamaba, supe después “el niño del diente largo” y es parte de la tradición autóctona cubana, contada en todas partes del país, variando los personajes, pero conservando la historia en su totalidad.  Llegaron también a nosotros muchos cuentos de nuestros antepasados como los de Bermúdez el mambí, que al perder a su hijo se volvió loco y comenzó a asaltar a los españoles y tras robarles su oro lo enterraba en la zona de viñales, mataba a los esclavos que lo ayudaban a enterrarlo y los dejaba junto a las botijas repletas de riquezas, restos de este caudal se ha encontrado en la zona, claro que no se sabe si este es el tesoro de Bermúdez o el oro de algún avaro dueño, que después de esconderlo murió en la guerra. Historias de fantasmas, de muertos, apariciones, de luces amarillas que aparecen en diferentes sitios como muestra de que allí existe aún el alma de algún muerto, son algunos de los tradicionales cuentos que nos legaron nuestros antepasados y que estamos a punto de perder para siempre, se pretende arrancar esta parte de nuestra vida y estamos siendo cómplices de ello, nosotros y ustedes podemos mantener viva nuestra tradición, los tiempos cambian pero los tesoros culturales estarán siempre ahí, no dejemos que nos lo roben o nos lo cambien por una baratija sin valor alguno.
Personajes antológicos como Pepito, han marcado una pauta y son el reflejo multicolor de toda una sociedad, una sociedad que necesita de sus propios personajes, libres como ella y no de los manipulados muñequitos, que hasta para los niños se hacen con personajes como Elpidio  Valdez, u otros miles que enseñan siempre que hay que vivir y morir por la revolución, sin tener en cuenta que hay cosas tan importantes como esta para otros, hay que tener diversidad y respetar el criterio de los demás, hay que saber que hay cosas inviolables y una de ellas es la historia de nuestra patria. Debemos educar a los pequeños en el respeto a las tradiciones y rescatar para ellos ese pedacito de la costumbre popular que tanto nos enseño en nuestro tiempo y que tanto aporta a la sociedad civil en general, al rescatar sus tradiciones y marcar sus avances y sus logros en los personajes que forman parte de su vida misma. Porque aunque intenten enterrarlos vivirán por siempre, porque las tradiciones son eternas, alguien siempre se acordará de ellas y aunque pasen muchos años, algún  padre como yo, contará a su hija la historia del colono que enterraba a los esclavos junto a su oro o sentirá un escalofrío recorrerle la piel, al contar una vez más a sus amigos, la leyenda del niño de los dientes largos.         

Nuestro Camino

Nuestro Camino

Pocas veces puede el hombre soportar el encierro y la falta de libertad espiritual y física en silencio. Hay un geniecillo que habita en el alma de cada persona, aún sin que esta se de por enterada, y que susurra a sus oídos el himno glorioso del ansia de libertad. La llama de la pureza y  la independencia siempre han guiado el destino de los hombres, más aún en esta tierra bendecida por el calor del trópico, donde el guajiro ama su terruño como a la sangre misma de los suyos, y para arrebatárselo hay que matarlo literalmente. Cuando al campesino se le intento privar de sus derechos elementales por una odiada metrópoli, cambió el machete de trabajo en una poderosa arma de guerra, eficaz en si por el valor con que la empuñaban sus gladiadores. Siempre que un yugo ha mancillado la frente altiva del pueblo cubano, el pueblo mismo a sabido sacudirlo tan fuerte, que han caído para siempre las cadenas oprobiosas.
La vieja generación yacía aletargada en una modorra, que le hacia perder cada día las capacidades de levantarse y pedir por lo suyo. Han sido muchos años de anestésicos y de curas superficiales, que ocultan bajo la capa de la sutura, la fetidez de la enfermedad ponzoñosa, que corroe el alma misma de los pueblos cuando carecen de libertad. La mentira transformada en forma de comunicación, la coexistencia con los causantes de tantos males y el adoctrinamiento masivo han hecho mella en la entraña del pueblo. Pero una nación es como un ave fénix que renace cada vez de sus cenizas, y una nueva generación enarbola hoy el estandarte glorioso de la patria renacida, porque no hay nada más glorioso en la historia de los pueblos, que cuando la sociedad civil empieza a darse cuenta de que necesita cambios y los busca, los planifica, los realiza con sus contratiempos, sus tropiezos y sus aciertos. No existe manual más efectivo, ni más memorable que el que se escribe con la experiencia de la lucha diaria. No hay receta que le quede igual a dos cocineros aunque utilicen los mismos ingredientes, el toque personal, el que te dice cuando la mezcla está a punto de caramelo, esa experiencia es única para cada cual. Desde tiempos de Martí se está llamando a la unidad, pero el alma del cubano es demasiado altiva a veces para reconocer que se equivoca o tomar consejo de aquellos que el tiempo ha pintado su pelo de blanco. Es necesario bajar a veces la cabeza y decir ¡me he equivocado!, ¡cuanto lo siento!, no es necesario pensar todos igual, cuando se busca precisamente la pluralidad del pensamiento y la acción, la discusión efectiva y fructífera. Quizás el mensaje no sea crear una masa disconforme y tirante cada cual a sus lados, el mensaje seria mas bien ser como esa calle empedrada de la habana vieja, con sus miles de pedruscos similares pero distintos, únicos cada cual en su textura, su origen, su consistencia, pero que todos juntos han visto pasar a los ingleses, la república, los guerrilleros de Fidel y ahora a los que buscan una patria mejor y que estamos seguros que verán pasar a los que corran alegres vitoreando la nueva Cuba.
No importa el paso del tiempo, el hombre siempre es el mismo en su esencia, desde Plutarco, Cicerón, Aristóteles y todos los grandes filósofos que dieron forma al pensamiento y a la verdad. En cada persona siempre estará viva la llamarada de la libertad, no importa donde esté, si en el exilio, en la cárcel o transite en esta prisión mayor donde perecen los años pero no las ilusiones. El hombre es esa arcilla que se moldea y que algunos oportunistas, en ciertos momentos de la historia han encasillado en moldes prefabricados, pero su naturaleza de ente libre nunca se perderá. Hay que crear nuevos artistas que en la sociedad civil trabajen con la materia prima fundamental, los hombres que hacen el futuro, no adoctrinar nunca, para no parecernos a los viejos artesanos que vendieron su arte al mejor postor, a cambio de una antena parabólica, un auto o unos cupones para cenar gratis en algún hotel. Llevémosle a esta sociedad que toma forma, un mensaje claro como esta agua que ayuda a crear la mezcla en que se ablanda la arcilla, seamos transparentes, que el brillo de nuestras obras sea quien hable de nuestro trabajo, con eso basta, no es necesario perder nuestra identidad, cambiar a la forma de pensar de republicanos, demócratas, conservadores u otro cualquiera, siendo nosotros mismos avanzaremos más, nadie tiene la obligación de ser imagen y semejanza de nadie, basta con compartir ideas afines y respetar las que no compartimos.
En estos momentos tan importantes en que se desarrollan cambios bruscos en todas las esferas nacionales e internacionales, hay que ayudar a los que no saben encontrar su lugar, brindarle la mano a los desorientados sin exigirle nada en pago, la sociedad civil ha echado a andar, su paso es indetenible, los tiempos de cambio se respiran como el salitre a la orilla del mar, existirán muchos equívocos, pero de cada tropiezo nos levantaremos, porque al final hemos esperado por esto mucho tiempo, y ya es hora de que juntos hagamos nuestro camino.      





Con libertad o no pero opinamos.




 “Hoy en nuestro país todos los medios de comunicación pertenecen al pueblo, y están al servicio del pueblo"   
                                     Fidel Castro 1972.

Aunque en muchos discursos y de diversas maneras se intenta hacer llegar al mundo la idea de que en Cuba existen y se respetan todos los derechos humanos, si nos adentramos en su análisis, nos daremos cuenta que apenas rasgando el delgado barniz que cubre esa pintura imaginaria y fraudulenta con que se intenta aparentar que todo estará por siempre bien, aparecerá la corrosión y la corrupción que carcomen el arcaico andamiaje de las estructuras estatales cubanas.  Cada espacio de la sociedad civil está diseñado para cumplir con una función vital e insustituible, nada por mucho que se potencie, puede adoptar la estructura funcional de otro espacio. Los derechos humanos todos son importantes, es inadmisible que un estado que ocupa un alto cargo directivo en la comisión reguladora de la ONU en este sentido, manipule los derechos de su pueblo de manera tan abusiva y trágica. Y es de la libertad de expresión que dependen muchas otras, porque es mediante la expresión pública y la discusión, que una sociedad alcanzará el debate y el consenso. Sin el sagrado derecho a decir, pensar y actuar según se piensa y se dice, que puede ser de esa nación, será un títere que penas puede representar un papel preestablecido y aburrido en extremo. La libertad de expresión y de opinión crean las condiciones para el desarrollo de la de ideas que a la larga solo traerán beneficios. Democracia y la proliferación A través de los líderes de opinión se crean las bases de nuevas instituciones y espacios que fortalecen el desenvolvimiento de la sociedad, los diferentes puntos de vista de los estudiosos, los obreros, en fin de las diferentes estructuras de la sociedad en sí, traerá el surgimiento de nuevos líderes políticos y de nuevos planes a largo plazo, quizás sea esto lo que se teme.
Tenía un amigo en la prisión que le gustaba siempre decir una parodia de un juez que sentenciaba a un acusado de bigamia, por hacer lo que no era ni correcto ni aceptable ante la sociedad que él representaba, y al terminar el trabajo escribía al dorso de la sentencia una nota amorosa para su amante. Cuantos jueces así no tenemos en nuestro pueblo, que aplican una ley que no respetan y que dicen lo que está escrito sin acatarlo. El gobierno cubano reconoce constitucionalmente la libertad de expresión de su pueblo, pero condicionada a los grupos que sirven a sus intereses, basta ver que el periódico que cumple el papel de informar a nivel nacional es el Órgano Oficial del PCC. Entonces sería bueno quizás preguntarnos qué hacer, de qué manera se puede cambiar la situación adversa. Por el importante papel que tiene la libertad de expresión para el dialogo social, la mayor parte de documentos referentes al tema, le atribuyen una especial atención y fortalecen su papel. Nuestro gobierno acepta los documentos y hace lo contrario, invirtiendo la pirámide, le dedica también una especial vigilancia pero mediante sus órganos de información y penetración, para impedir que se conozcan “cosas” que no se deben saber, aplicando un verdadero filtro por el que debe pasar todo lo que es permisible, así se puede medir por este termómetro como es la situación real de la sociedad civil, cuando apretar las tuercas y cuando es urgente abrir la válvula de escape para que la presión no haga explotar la caldera hirviente de la diversidad.
Cuando el estado no asume su papel o lo hace de manera irresponsable hay que tener en cuenta que es un deber y una obligación con la nación suplir este papel y llevarlo de manera alternativa de ser necesario, la libertad de expresar opiniones en la prensa, de difundir ideas, de convocar por causas justas, son derechos inalienables y violados en muchos casos. Por eso leyendo la Declaración Interamericana de los Derechos y Deberes, Artículo IV donde habla del derecho  a investigar, hablar y difundir el pensamiento en cualquier medio, no encuentro la respuesta a porque en un país que se respetan los derechos de sus ciudadanos hay tantos presos de opinión.
Muchas personas comprenden que además del derecho de hablar verdades y opinar tienen el de escuchar y conocer la opinión de los demás, para poder sopesar los hechos en su totalidad y policromía. también le falta a algunos por concientizarse en el hecho de que la opinión de una sociedad que se crea a sí misma, que se fortalece y tropieza, cae y se levanta nuevamente, es indetenible, se expande, se filtra en los mas diferentes e inimaginables métodos. Nadie sabe a ciencia cierta cuanta sabiduría hay en los pueblos, en los hombres callados, en los niños, jóvenes y viejos de una nación, cuanto se gana en la experiencia diaria, en la subsistencia y los “inventos” de los que para hablar deben susurrar y a veces reinventar su propio lenguaje. No por intentar silenciar lo que existe esto dejará de existir, porque el racimo que cuelga en lo alto de las palmas aunque le escondan  las más grandes pencas, siempre al madurar sus frutos caerá irremediablemente al suelo, para darle continuidad al ciclo de lo inevitable.
Es hora quizás de apartarse un poco de la queja y de la crítica extrema e improductiva y centrarnos un poco en los aspectos constructivos y fructíferos. En los parámetros que nos harán ser una sociedad verdaderamente funcional y fuerte, lo malo que estamos lo sabemos todos, porque no tratamos de luchar por lo bueno. Si en vez de criticar a la presidenta del CDR que nos acecha y nos vigila constantemente informando para “arriba” lo que supuestamente ella o él cree que hacemos en nuestras casas, realizáramos estos actos de manera cívica, donde toda la sociedad tenga la oportunidad de ver y participar, estamos seguros que sería innecesario un vigilante y hasta es posible que este se convierta en participante.
La expresión de las ideas es un arma temida por generaciones, la lengua, dice la biblia es capaz de iniciar un incendio o de sofocar la llama que lo forma. Hay que concientizarse en lo que tenemos y echar un poco al lado los excesos de protagonismos ya que todos somos nada más que un pedacito de ese todo que es la nación.

Grupo de la Sociedad civil.

Gloria a los que a pesar de la censura se imponen en sus Blogs, en Internet, en las publicaciones clandestinas, amor a los que se atreven a hablar y decir “Yo creo que…”, valor a los que prefieren guardar silencio y callar lo que sus ojos dicen a gritos, toda sociedad es policromática, polifacética y sometida a constantes cambios, los cambios que cada ciudadano es actor y partícipe involuntario, porque en estos cambios hacen tanto los que hablan como los que callan. Nos educamos cada día en la obra de la virtud que es poder ser libres de uno mismo, de los temores propios, de los demonios que anidan en el interior de cada hombre, por lo pronto baste decir que aunque pasemos trabajos, nos censuren, encierren, exilien, destierren, amordacen o intimiden, aunque no tengamos la opción y el derecho de opinar, algunos cuantos opinamos, si señor y de qué manera.   


    

Cuba ansia libertad, libertad y más libertad.




Cada persona nace con un espíritu libre que ansía volar como el mismo viento. Ese deseo de llegar siempre más allá de lo permisible, de alcanzar las fronteras vedadas por nuestros propios miedos o por temores impuestos por otros, solo se puede vencer cuando la persona tiene la capacidad de adquirir en el actuar diario, las herramientas necesarias que le permitan articular una manera firme de templar su personalidad ante las adversidades. Peor aún es cuando estas personas son miles, millones, son una nación completa, una sociedad que estará condenada a la disfuncionalidad, por la atrofia que corroe sus estructuras fundamentales. El pueblo debe estar preparado para actuar y decidir en su conjunto, no debe en ningún momento ser sometido a presiones que alteren de manera alguna los procesos que le son inherentes al pueblo en sí. Cuando una cúpula intenta someter de manera arbitraria a toda una nación, poniendo condiciones a los derechos de cada ciudadano, midiendo cada paso y cada acción, castigando los actos de libertad individual con sentencias punitivas y castigos ejemplarizantes, sin duda alguna esa nación está atravesando una seria crisis existencial. Los cubanos comienzan a despertar del letargo que durante décadas ha impedido al ciudadano común actuar como un ente social con derechos y deberes, ya que el estado ha borrado los derechos y los cambio por obligaciones y decretos. Afortunadamente la sociedad civil cubana hace ya mucho se dio cuenta de la verdadera situación que impera en la isla, el aumento constante del número de presos por razones políticas, la marginalidad en las ciudades e incluso en lugares apartados donde este hecho era extraño en sí, la deserción escolar, el aumento de los desempleados por la falta de deseo de tener un vínculo laboral con el empleador único y mal pagador, estos y otros miles de indicadores muestran la situación verdadera en la verde islita del Caribe. Los periodistas presos en marzo de 2003, el asedio a los bibliotecarios en las comunidades, el constante acoso en que viven los activistas de derechos humanos, ha ido mostrando la verdadera cara de los que intentan infructuosamente de mantener el muro que aprisiona las libertades elementales de los cubanos. La sociedad civil despierta ya, da sus primeros pasos en el tortuoso camino de la creación de una nueva nación, se estructura, se fortalece, cree en sí misma como la salvadora de la identidad nacional, ¿Quién sino? Son muchas las cosas que nos han arrebatado, la niñez, nuestra infancia, la juventud, la familia, la alegría de vivir y ser independientes, de hablar, de pensar, de ser. Llegó el momento de decir! basta ya! queremos lo que nos pertenece por derecho propio, queremos que dejen de pensar por nosotros. El exilio, una parte latente de la sociedad que hiberna en lejanos parajes esperando un cambio, los autoexiliados internos, que aunque viven en la isla, mal viven y purgan viejas deudas de poder. Cuánto dolor y cuantas lágrimas más serán necesarias para lograr lo que buscamos, quizás sea que ya no es tiempo de lágrimas, que haya que apartar el insoportable dolor y como una sola voz, como una sociedad civil única, alzar la temida voz que estremezca el andamiaje carcomido del poder pidiendo libertad, libertad y más libertad.


                          Un granizadero leer la revista independiente Renacer.