miércoles, 30 de marzo de 2011

El reencuentro con los que se fueron.

















Son muchos los que han tomado el camino a la otra orilla, otros quizás mucho más lejos, siempre y cuando el mar los separe de este otro margen, donde se quedan sepultados los mejores recuerdos de su vida, destruida y desterrada, convirtiéndose para siempre en un extraño en un país que te acoge, pero que siempre será una casa donde reposarán tus huesos al llegar tu hora, pero donde no pasará un minuto sin que recuerdes ese sol y esa hambre que pasaste y los inventos que tenias que hacer para vivir. Otro ejército nuevo se prepara a parte por la vía que sea, pero lejos de este lugar maldito por el comunismo y la codicia de unos pocos.
Me encontraba hace apenas unos días navegando en internet, en una sede diplomática amiga donde pude estar una horas, más que navegando, volando libre en brazos de la diosa internet, pero de la libre, no de la versión cubana, con sus alas mutiladas. Entonces abrí una cuenta en eso que aquí nadie conoce y que llaman Facebook, en realidad fue más curiosidad que otra cosa. Que sorpresa cuando tenía frente a mí el rostro sonriente de todos aquellos que formaban parte de la historia de nuestro pequeño pueblo cautivo de Briones Montoto. Fue como leer en un libro de historia o ver como caen las hojas del libro de historia local. Era muy joven cuando Cabana y su esposa se fueron y allí los encontré, vi también a Antonio Montero el amigo de mi tía la maestra Caridad Calzadilla, conocida como Beba, la que le dio clases a toda esta generación y que hoy malvive retirada y olvidada por este estado tan benevolente y humanitario. Allí esta Niurka Lacoba, un símbolo de la belleza local de nuestro pueblo (aún sigue siendo bella), y qué decir de nuestro director de la escuela y su familia, Leivis y Reina, dos amigos de los años y formadores de las nuevas generaciones que aún los extrañamos y hablamos con ellos con orgullo. Ariel Plasencia, uno de los jóvenes amigos que como todos nosotros soñaba con una vida mejor y que por fin la consiguió. Sergio Cabrera, Los Gascón, NIvaldo el amigo que tanto sufrió y que hoy junto a su esposa Daysi viven su nueva vida, su hijo el chino que lo recuerdo mucho más porque aún tengo aquí guardado mi primer teléfono celular, un Motorola V-180 que le compre. Mercy la del contenedor y René que más que amigos son parte de mi familia, igual que al chino el de la corriente y todos esos cuyos rostros creíamos haber olvidados, pero no allí estaban, más blancos, más cuidados pero eran ellos, seguían siendo los mismos que ayer estaban haciendo cola para el pan o buscando una libra de aceite o manteca o dándole una muela a Mariano el Carnicero por una bolsa de leche. Por eso es que bajamos algunas de estas fotos y la compartimos con los amigos comunes, los que estudiamos juntos, los que juntos malvivimos aquí y que rebosan de alegría al ver la alegría de ustedes.    
Mis respetos y el cariño de todos los que aunque no los dejen conocer Facebook, saben de ustedes porque en Cuba, con dos que se quieran con uno que sepa basta.

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