lunes, 22 de noviembre de 2010

La luz de la esperanza

Es normal ya que en las paradas de los ómnibus, las colas de la panadería o en cualquier otro lugar publico, escuchar manifestaciones de descontento referente a los servicios o a cualquier otro asunto social. ¿Por qué entonces estas personas que han roto el mutismo social, no son capaces de quejarse de igual manera a las autoridades competentes? Quizás la respuesta esta en la falta de cultura cívica que aqueja a nuestra sociedad civil. El cubano tan jaranero y tan expresivo en casi todas las situaciones, famoso internacionalmente por su don de comunicación, se torna introvertido, temeroso y callado cuando debe exigir alguno de sus derechos elementales. Tal parece que se ha ido adaptando a que las soluciones a todos sus problemas deben venir de algún lugar de arriba, reclamar lo que es suyo es considerado un pecado. Durante muchos años lo que más a atentado contra la libre expresión ha sido la censura en los medios oficiales, el cubano ve la realidad  y después escucha o lee lo contrario y entonces como acto reflejo hace lo mismo, se miente a si mismo sobre la realidad circundante, se dice en su interior que debe estar tranquilo que todo pronto se solucionará. Las sanciones por expresarse en contra de las normas o leyes nacionales atemorizaron en su momento la psiquis de las personas, a tal punto de crear un muro que defendiera su integridad, una barrera de mutismo cívico y de silencio, de incultura política y cívica.
La falta de espacios que preparen a la sociedad civil en estos temas aún nos aqueja, si un pueblo no se prepara en como enfrentar los problemas, como darle solución a sus crisis existenciales, como formar un estado de derecho donde el gobierno escuche las quejas de los gobernados y les de respuesta oportuna a estas, esta será una sociedad incompleta. Cuando las leyes se escriben y no se cumplen son solo letra muerta, algo que no tiene valor funcional ni practico. Pero es la sociedad civil en su integridad quien hace funcionar la inmensa maquinaria del estado, si alguna de estas pequeñas, minúsculas piezas faltara en el mecanismo, entonces la sociedad será una sociedad incapaz de funcionar como tal. Toda nación tiene sus propios problemas, pera la forma de superarlos esta dada en la preparación de la sociedad civil para enfrentar las crisis, los pequeños negocios que nutren las arcas del estado, la libertad de iniciativas, la descentralización de la economía, son factores que indican la rapidez con que un país en crisis puede levantarse. En Cuba en la década de los 90, una ligera apertura en la economía, con la aparición de los cuentapropistas, dio un giro total a la crisis llamada periodo especial, cuanto no se podrá hacer entonces con la implementación de ciertas libertades económicas en el país. Pero no basta con los deseos y el espíritu emprendedor del cubano, hay que buscar un consenso donde el gobierno interiorice las necesidades de su sociedad a modernizarse, salir del subdesarrollo industrial y dar un paso adelante en las relaciones económicas internacionales., esos cambios son necesarios, aunque muy necesarios son además los cambios internos. Es necesario que todas esas personas comprometidas con su patria se den cuenta que en sus manos, con su pequeño granito de arena esta la posibilidad de que en nuestra islita tropical se pueda lograr vivir en una verdadera democracia, Cuba no pertenece a nadie en particular y nadie tiene el derecho de imponer credos, o políticas a nadie. Ninguna persona escoge el lugar donde nace, pero si nace cada cual con el derecho inherente a disfrutar de sus derechos fundamentales, a que se le respete su integridad siempre que no viole las leyes siendo estas leyes justas e iguales para todos, a emprender sus iniciativas según sus capacidades, a sentirse una persona verdaderamente libre. Libertad no es solo que se te permita decir algunas cosas o quejarte de otras o hacer lo que a cada cual le venga en gana, libertad es algo más profundo, más inmenso que nace desde lo profundo de las personas y las hace mejores, por eso una persona que no es libre aun sin saberlo esta triste y mustia como la planta que no recibe los rayos del sol. Empínate tu si no alcanzas la luz de la libertad para vivir, aprende a exigir lo que te pertenece y no lo que alguien decidió que es lo que te hace bien. No seas esa planta que vive sumisa bajo el gran árbol teniendo alguna vez al día un rayito de sol, se como la inmensa Ceiba que adorna nuestros campos y que bañen tus hojas reverdecidas de esperanza el rayo de luz  que te alimenta y da vida y permite anidar en tus ramas la paloma blanca de la libertad y la esperanza. 

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