lunes, 22 de noviembre de 2010

Mi padre y el Escambray

Mi
Por: René Martín Aguilar Medina
Esto que aquí les cuento no es ficción, es la historia de mi padre y su peregrinar desde lo profundo de las lomas del Escambray hasta los más lejanos rincones de Pinar del Río. Néstor Martín Aguilar Díaz, así se llama mi padre, es un anciano de 85 años de edad, pero aun su mente conserva un poco de lucidez y le vienen mucho más frecuentemente recuerdos de años atrás, yo crecí amamantado con esta historia y ahora que cada noche el se sienta en su sillón y me la recuerda, rodeado de sus nietos, se me hace todavía un nudo en la garganta que me impide respirar con facilidad. Mi padre fue desterrado de su terruño en el año 1971 por participar en la lucha de guerrillas del Escambray a uno de los llamados pueblos cautivos en Pinar del Río, Briones Montoto, así se llama este pueblo donde aún hoy vivimos lejos del verdor de la serranía. El viejo siempre vivió de frente a la tierra, nunca supo mucho de eso de la política y en nuestra casa siempre se comió bien o mal, pero se comió, entonces llego el 1959 y las cosas cambiaron, había mucho descontento por esas lomas sobre el giro que tomaban las cosas, así que cuando lo visitaron algunos de sus vecinos, campesinos como el, y le dijeron que pelearían por lo que creían justo no lo peso dos veces y comenzó a colaborar con ellos a principio de los 60. Anteriormente el había colaborado con los que luchaban contra Batista y sus crímenes, pero vio después que eso no era lo que esperaban que el camino tomaba una ruta diferente a la esperada y ellos no se si por la manera de vivir en esas lomas o el bajo nivel cultural pero no conocían otra manera de exigir sus derechos que a punta de fusil. La mayoría de los alzados habían sido del ejército rebelde, y ellos fueron los encargados de convencer a los campesinos de la necesidad de la lucha. El jefe de mi padre se llamaba Luís Vargas y su segundo al mando era Pepe Reboso y Francisco Hernández, al que todos conocían como francisco Pata de palo, que era el enlace entre mi padre y sus líderes. En esas lomas se organizo un sistema férreo de vigilancia contra todos los campesinos y aun en esas difíciles condiciones siguieron tratando de pertrechar por todos los medios al movimiento de comida y ropa. Esta colaboración se llevaba a cabo por los campesinos por separado, cada cual desde su finca, cada uno tenia su contraseña o códigos establecidos con el movimiento lo cual le permitía la comunicación constante mediante chiflidos, marcas en los árboles, animales amarrados que tenían su significado propio.
A mediado de 1960 la seguridad del estado coloca en la finca de mi padre una compañía de veinticuatro milicianos, los cuales les orientan que para salir de la casa a cualquier gestión aunque fuera a menos de 200 metros de la vivienda tenían que custodiarlo, incluso para darle comida a los cochinos que estaban como a 100 metros de la casa iban dos milicianos con el. Como primera medida le orientan a mi padre y sus obreros recoger toda la cosecha viandas (malanga, maíz, boniato), incluso ellos mismos arrancaron de raíz todas las matas de plátano que habían en la finca para que los alzados no pudieran alimentase de ninguno de esos productos que tenían los campesinos, así como recoger y tener controlados al lado de la vivienda todos los animales. Estos milicianos estuvieron en la finca por 23 días y a partir de ahí se quedaron solo siete, mayormente para custodiarlo ya que no realizaban ninguna operación de persecución de los alzados. los milicianos le dieron a mi padre una gorra verde olivo y le advirtieron que para salir de la vivienda tanto dentro de la finca como fuera de ella tenia que ponerse la gorra, porque si otros milicianos que estuvieran de operaciones lo veían sin gorra lo podrían matar, bien por confundirlo con los alzados o por ser su colaborador. Esto le sirvió a mi padre para establecer de nuevo una contraseña con los jefes, ya que el escondió fuera de la casa un sombrero y cuando salía solo se cambiaba la gorra por el sombrero, pero cuando el sabia que los milicianos desde relativamente cerca viraba la gorra y los alzados no se acercaban ni le chiflaban.
En la mayoría de las ocasiones el viejo para hacerle llegar los alimentos al grupo, preparaba dos depósitos de comida, uno para los puercos y otro para los alzados, le llevaba la comida a los puercos y dentro del corral tenia una tina o canoa a la cual los puercos no podían llegar ya que estaba cercada a propósito para echar la comida a los alzados, incluso mezclada como si fuera comida de puercos. Así los alzados cuando mi padre se marchaba iban y sacaban la comida de la canoa de los puercos, quien siempre iba era francisco pata de palo, y así podían hacerle llegar alimentos al resto de la tropa.
En estas condiciones en extremo difíciles se mantiene colaborando hasta 1963 en que lo hacen prisionero y lo trasladan a las tenebrosas naves de Condado, lugar donde eran llevados para ser interrogados los sospechosos de colaborar con las bandas. Al llegar allí fue puesto en una celda de aproximadamente 4 X 4 Metros donde alojaron 84 campesinos juntos. En tal hacinamiento, solo con un pedacito de piso pelado donde no podían acostarse porque no cabían, haciendo sus necesidades fisiológicas en tales condiciones estuvo cinco días en lo que era un proceso de ablandamiento para ser interrogado. Al quinto día después de ser sometido a un largo y tedioso interrogatorio y no poderle comprobar ninguna participación, lo pasan para la nave numero seis donde dormían ya en hamacas de saco y los ponían a trabajar en trabajos forzados, con guardias vigilándolos y mandándolos a trabajar mas fuerte al que se quedaba detrás. Estos trabajos eran entre doce y catorce horas diarias desde antes de salir el sol hasta después que se ponía el mismo. Tarde en la noche los llamaban para ser interrogados nuevamente y los amenazaban con meterlos en los cuartos fríos que eran celdas herméticas con un sistema de refrigeración instalado, donde los ponían largas horas para después seguir interrogándolos.
Una forma brutal de manipulación psicológica era darle la comida a un grupo de prisioneros a las tres de la tarde e informarles que serian fusilados por la noche por orden del tribunal y a la noche eran sacados de la nave y llevados lejos del lugar y luego se escuchaban disparos que tiraban para que el resto creyera que los habían fusilado. Después los separaban del resto de todos los demás y los cambiaban de trabajo para que realmente se creyera que habían muerto y se venían a ver de nuevo ya cuando eran liberados, aunque hubo muchos fusilamientos reales también.
En tales condiciones lo mantienen por 31dias, al cumplirse este tiempo los reúnen un día por la mañana temprano a el y a trece campesinos más y después de severas amenazas de ser fusilados en la propia finca delante de la familia en caso de cualquier colaboración confirmada con las bandas. Los liberan y tienen que irse de aquel lugar intrincado semidesnudos ya que la ropa con que fueron eran harapos, y por supuesto sin ningún tipo de transporte.
Pero estos sufrimientos a que fueron sometidos los hizo entregarse con más ahínco a la lucha y siguen colaborando con este riesgo hasta principios de 1965 en que ya no quedo ninguno de los alzados.
Cuando ya no había alzados en todo el país, en 1971 mi padre es hecho nuevamente prisionero y desterrado a la provincia de Pinar del Río, allí llega al Centro Penitenciario Pinar 2, en Sandino, allí se ve de nuevo sometido a los trabajos forzados y las penosas condiciones de vida hasta 1973 en que lo trasladan al Centro Penitenciario El Negrito, en Briones Montoto, donde permanece en iguales condiciones  hasta septiembre de 1976 en que nos destierran a nosotros también, es decir sus cuatro hijos y su esposa, a la comunidad Briones Mo9ntoto construida para vivir por los propios presos y donde vivimos hasta la actualidad en condiciones de semiprision. Al ser sacados de nuestras propiedades nos decomisan 3.5 caballerías de tierra con cuatro cafetales que promediaban anualmente de 120 quintales en adelante, 124 cabezas de ganado vacuno, 7 de ganado equino, así como un gran número de ganado bobino, caprino y porcino, todo esto sin recibir ni un centavo a cambio del fruto del trabajo de tantos años de mis abuelos y mis padres.
Mi padre es ya un anciano, pero aun no puede olvidar las cosa que les toco vivir, aquí en Pinar del Río hemos vivido otras muchas cosas, pero esas son para otra historia. Eso si aunque hemos encontrado en esta provincia una segunda casa estoy seguro que el viejo Néstor Martín Aguilar Díaz aun no puede olvidar su terruño, quizás sea por eso que cada vez que nos habla de sus lomas los ojos le brillan de nostalgia y una lagrima de dolor se asoma a sus cansados ojos, porque ellos tienen una historia mas profunda, ellos se entienden a pesar de la distancia, mi padre y es Escambray.           

René Martín Aguilar Medina 1957
Cumanayagua, Cienfuegos
 Lic. Lengua Inglesa 1995
Miembro Comisión Historia
Programa Cultural Libertad
Pueblo cautivo de Briones Montoto

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