martes, 21 de diciembre de 2010

Cuba ansia libertad, libertad y más libertad.




Cada persona nace con un espíritu libre que ansía volar como el mismo viento. Ese deseo de llegar siempre más allá de lo permisible, de alcanzar las fronteras vedadas por nuestros propios miedos o por temores impuestos por otros, solo se puede vencer cuando la persona tiene la capacidad de adquirir en el actuar diario, las herramientas necesarias que le permitan articular una manera firme de templar su personalidad ante las adversidades. Peor aún es cuando estas personas son miles, millones, son una nación completa, una sociedad que estará condenada a la disfuncionalidad, por la atrofia que corroe sus estructuras fundamentales. El pueblo debe estar preparado para actuar y decidir en su conjunto, no debe en ningún momento ser sometido a presiones que alteren de manera alguna los procesos que le son inherentes al pueblo en sí. Cuando una cúpula intenta someter de manera arbitraria a toda una nación, poniendo condiciones a los derechos de cada ciudadano, midiendo cada paso y cada acción, castigando los actos de libertad individual con sentencias punitivas y castigos ejemplarizantes, sin duda alguna esa nación está atravesando una seria crisis existencial. Los cubanos comienzan a despertar del letargo que durante décadas ha impedido al ciudadano común actuar como un ente social con derechos y deberes, ya que el estado ha borrado los derechos y los cambio por obligaciones y decretos. Afortunadamente la sociedad civil cubana hace ya mucho se dio cuenta de la verdadera situación que impera en la isla, el aumento constante del número de presos por razones políticas, la marginalidad en las ciudades e incluso en lugares apartados donde este hecho era extraño en sí, la deserción escolar, el aumento de los desempleados por la falta de deseo de tener un vínculo laboral con el empleador único y mal pagador, estos y otros miles de indicadores muestran la situación verdadera en la verde islita del Caribe. Los periodistas presos en marzo de 2003, el asedio a los bibliotecarios en las comunidades, el constante acoso en que viven los activistas de derechos humanos, ha ido mostrando la verdadera cara de los que intentan infructuosamente de mantener el muro que aprisiona las libertades elementales de los cubanos. La sociedad civil despierta ya, da sus primeros pasos en el tortuoso camino de la creación de una nueva nación, se estructura, se fortalece, cree en sí misma como la salvadora de la identidad nacional, ¿Quién sino? Son muchas las cosas que nos han arrebatado, la niñez, nuestra infancia, la juventud, la familia, la alegría de vivir y ser independientes, de hablar, de pensar, de ser. Llegó el momento de decir! basta ya! queremos lo que nos pertenece por derecho propio, queremos que dejen de pensar por nosotros. El exilio, una parte latente de la sociedad que hiberna en lejanos parajes esperando un cambio, los autoexiliados internos, que aunque viven en la isla, mal viven y purgan viejas deudas de poder. Cuánto dolor y cuantas lágrimas más serán necesarias para lograr lo que buscamos, quizás sea que ya no es tiempo de lágrimas, que haya que apartar el insoportable dolor y como una sola voz, como una sociedad civil única, alzar la temida voz que estremezca el andamiaje carcomido del poder pidiendo libertad, libertad y más libertad.


                          Un granizadero leer la revista independiente Renacer.

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